POR: MANUEL VERDECIA
Ay Rocinante tú que simplemente quisiste
ser un caballo como otro cualquiera
con sus gozos y sufrires
que sólo anhelaste un prado
donde rumiar yerba y trivialidades
que amaste los dedos de la brisa
espoleando el regocijo de tu galope
que más que todo ansiaste una yegua
de ancas como la llanura manchega
para ahuyentar el espanto de la soledad
y rubricar los designios de la vida
pero fuiste alcanzado rocinante
por el triste fardo de la fama
sin que supieras de credos ni utopías
has sido echado al escarnio del renombre
no más por haber cargado
sobre la mansedumbre de tu lomo
a aquel tonto enfermo de aventura
enfebrecido a muerte de irrealidad
que buscó dulcineas baratarias
gigantes y sabios frestones
cabalgando sin descanso hacia
una meta de humo
un agujero en el tiempo
hacia ¿dónde?
1 comentario:
Rocinante??? Este poema es más arcaico que el lenguaje de la efe. Quéfe sifiguefe? Unfu pofoefemafa afa plafateferofo?
Eder Cruz García
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